La mayor urgencia política, ética, social y económica de la España actual es dessanchizarla o derogar el sanchismo hasta sus raíces. Esa medida profiláctica y de supervivencia es urgente y representa la salvación para un país que está siendo conducido por comunistas y socialistas hacia la pobreza, el dolor y la muerte.
Dessanchizar España exige restaurar la democracia, los valores y la decencia, destrozados por el sanchismo, devolver el poder al pueblo, al que el sanchismo se lo ha arrebatado, erradicar vicios como la mentira, el abuso de poder, el despilfarro, el saqueo y la opresión, suprimir cientos de chiringuitos subvencionados, acabar con la compra de editores, periodistas y medios, dejar de beneficiar a los más desleales, reformar la Ley Electoral para que cada voto tenga el mismo valor, ilegalizar a los partidos que odian a España y luchan por destruirla, valorar al emprendedor, atraer a las empresas para que creen trabajo y riqueza, ser fuertes y dignos ante Marruecos, bajar los impuestos, dotar a los ciudadanos, hoy desmoralizados y confundidos, de ilusiones y metas y apostar decididamente por la unidad de la nación, en lugar de desmembrarla y romperla, como está haciendo el maldito sanchismo.
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Para dessanchizar a España Sánchez tiene que ser derrotado y castigado por sus enormes daños causados a la nación y a su pueblo. Sin una condena rotunda, el sanchismo seguirá existiendo y conspirando contra la nación española.
El sanchismo es la promoción del vicio, la eliminación de la ética en la política, el uso bastardo del dinero público, el empleo de grandes recursos para comprar votos, el manejo sucio y miserable del Estado y la conversión de la mentira y la corrupción en la espina dorsal del sistema.
Hay que devolver a los medios de comunicación la libertad que han abandonado tras ser comprados por la Moncloa y los periodistas tienen que ejercer como informadores, en lugar de hacerlo como mamporreros de los políticos y de sus partidos. La publicidad institucional debe ser manejada por una comisión independiente para que nunca más sirva para corromper la información comprar mentira y voluntades.
La Justicia tiene que recuperar su independencia, vital en democracia, y los jueces y magistrados debe someterse a una investigación profunda que elimine a los que sirven a las ideologías y a los partidos en lugar de a la Justicia y a la ciudadanía.
El país entero tiene que tomar la ruta de la regeneración, un camino que con Sánchez en el poder es imposible recorrer.