España es el único país del mundo que está siendo domesticado a base de acumular agresiones, arbitrariedades, injusticias y abusos desde el poder, uno encima de otro, hasta que la montaña de excrementos nos asfixie y nos haga esclavos.
En los últimos meses, salimos casi a tres escándalos por semana de media, lo que tiene un efecto aletargante en la sociedad, que en lugar de rebelarse ante tanto abuso e iniquidad, se habitúa a las suciedades y desmanes del gobierno y se conforma cada día más, como si no tuviera el deber de defender las libertades y derechos conquistados.
Pero el escándalo mayor de todos es que España no se defiende de la agresión brutal que representa el sanchismo en el poder. Instituciones que deberían responder paralizando la destrucción de la nación, como la Monarquía, el poder judicial o las Fuerzas Armadas permanecen paralizadas, quizás porque no saben que hacer ante un gobierno como el de Sánchez, osado, descarado y desenfrenado a la hora de destrozar el país.
Descubrir cada día la suciedad del Estado y la bajeza ética de la clase dirigente es muy duro para un pueblo y justifica cualquier reacción indignada para limpiar el país de corruptos y sinvergüenzas. Afirmar, como hizo el viejo rey en su discurso de Navidad, que la ley «es igual para todos», no sólo es una mentira indecente, sino también una estafa antidemocrática.
Los españoles no sabíamos que los políticos llevan décadas cobrando dobles y triples sueldos, ni que algunos de esos sobres podrían ser de dinero negro ilegal. Tampoco sabíamos que las grandes empresas daban dinero a los partidos políticos para recibir, a cambio, contratos públicos. No teníamos ni idea de que se compraban las subvenciones, ni que el dinero para fomentar el empleo se lo repartían entre algunos socialistas y sindicalistas en Andalucía para pagar comilonas y prostíbulos o que algunas familias de la elite se han hecho multimillonarias gracias al poder político y a su influencia en el gobierno.
Y lo peor es que todo indica que apenas atisbamos a ver la enorme montaña de excrementos que se oculta bajo las alfombras de eso que llaman Estado. Las estadísticas de la corrupción mundial han demostrado que el 90 por ciento de la corrupción jamás aflora y nunca llega a conocerse.
Si sabemos ya que los grandes partidos políticos, por el número de causas de corrupción abiertas y en investigación, habrían sido precintados y declarados ilegales por asociación de malhechores, si no tuvieran tanto poder y si no tuvieran a la Justicia bajo control. Salvó ETA, no existe en España otras asociaciones con tantos delitos a su cargo ni tantas sospechas de delincuencia como los grandes partidos, desde el PP hasta el PSOE, sin olvidar a los traidores y antisociales partidos nacionalistas.
No sabíamos que las promesas hechas en campaña electoral son burdas mentiras, ni que los partidos políticos pueden nombrar a dedo jueces y magistrados. Tampoco sabíamos que los políticos y sindicalistas podían saquear las cajas de ahorro sin tener que devolver lo robado y sin pisar la cárcel o que las perdidas de la banca se socializan pero los beneficios solo les pertenecen a ellos.
Un día quizás descubramos que el gobierno español lleva décadas espiando a sus ciudadanos que muchos de los violentos que convierten las manifestaciones en campos de batalla son agentes provocadores a sueldo o gente lumpen pagada por el gobierno o por partidos para que generen violencia y desacrediten a los movimientos de protesta. Lo descubriremos con horror, pero sin que ocurra nada porque seguiremos instaurados en la desidia y cobardía social.
Nuestro subconsciente sabe que estamos en manos de gente malvada que nunca debería haber llegado al poder, pero nuestro consciente se niega a admitirlo porque asumir esa verdad terrible nos obligaría a tomar posiciones alzandonos contra los canallas y sinvergüenzas que han convertido el poder y el Estado en una inmunda pocilga.
Nuestra mayor debilidad como ciudadanos y como demócratas es que ni siquiera sabemos quien está mandando de verdad, a quien o a quienes obedecen nuestros políticos y contra que o contra quienes luchamos, mientras que los poderosos saben muy bien que el pueblo libre es su enemigo y que los que piensan y son rebeldes deben ser neutralizados, la carne de cañón solo vale para engordar su poder y riqueza o reventarla en su protesta.
Estamos en guerra, pero es una guerra de nueva generación, donde los misiles y los cañones han sido sustituidos por las noticias, las imágenes, los artículos, los bulos y los argumentos. Es la guerra informativa. Quien domine la información dominará la presente y futuro. . El mundo está infectado por datos, informes, imágenes y noticias que en realidad son armas de destrucción social perfectamente dirigidas.
Hemos dado a los políticos demasiado poder y ellos nos están cambiando el mundo, la dictadura mundial ya es un hecho, pero, por el momento, funciona a medio gas, sin dar la cara por completo sin descubrirse y no en todos los países del planeta, gestionada por peones-sicarios del Nuevo Orden Mundial “NOM” que, fieles a las élites globalistas desarrollan la primera fase de esta guerra mundial, la «fase informativa», cuyas armas son las mentiras y los bulos y cuyo principal objetivo es crear suficiente confusión, incertidumbre y miedo en las sociedades para que la tiranía que se prepara sobrevenga sin demasiada resistencias y traumas.
EL objetivo es anular la capacidad de discernir del ser humano, que, agobiado por la inflación de mensajes y la proliferación de mentiras, carece ya de certezas y es capaz de creer cualquier cosa y, lo más importante, de permanecer indiferente ante crímenes y abusos del poder perpetrados por las élites mundiales, que quieren cambiar el mundo y llevarlo hacia la tiranía sin que nadie se resista a esa terrible brutalidad.
En España, donde el gobierno de izquierdas que preside Pedro Sánchez ha alcanzado niveles casi inigualables de falsedad y mentira en esta guerra de información, la batalla es de una gran dureza y la está ganando el gobierno gracias al empleo masivo de dinero público para comprar medios de comunicación, periodistas y profesionales de la falsedad y el engaño. La victoria gubernamental se traduce en pérdida de derechos y libertades, el imperio de la mentira y retroceso del país en casi todos los ámbitos, sobre todo en economía y ética.
La segunda fase de la guerra traera el caos. El mundo, dirigido secretamente desde los palacios del poder y por los peones del “NOM”, se tornará inseguro, insalubre y tan poco acogedor que los ciudadanos más débiles temerosos, ciegos y acobardados aceptaran una intervención autoritaria del Estado para acabar con la inseguridad y el desconcierto.
La tercera fase será ya la instauración, prácticamente en todo el planeta, de la nueva normalidad, un sistema dictatorial al estilo chino, con economía capitalista, dominado por la disciplina, la represión y el orden, impuestos por un Estado todopoderoso, dirigido por los peones del “NOM”, todos ellos obedientes a las élites oscuras y ocultas que acumulan el poder, el dinero y los recursos.
Aquellos países de que se resistan al nuevo orden serán tolerados, pero sólo en apariencia, porque serán asfixiados económicamente y aislados hasta que abran sus puertas a la tiranía global.
Ese es el maquiavelico proyecto que se abre paso en el mundo, descaradamente apoyado por el viejo comunismo, la masonería, las huestes de la izquierda y otras sectas llenas de ambición y ansias de poder, aliadas con el más oscuro y rancio capitalismo de las élites que ya tenían el vasallaje de una derecha apesebrada y temerosa de cualquier acción, unos y otros unidos en una causa común, acabar con los cada vez más escasos disidentes que aun proclaman la libertad y dignidad del hombre, El nuevo orden necesita terminar por ello con la democracia, un sistema que consideran inseguro e incapaz de garantizar la estabilidad y disciplina que según ellos el mundo necesita, para controlar su población, hacer negocios y prosperar.
Elementos básicos que aun hoy forman parte de nuestras vidas, como la Justicia independiente, los derechos humanos, y la aparente libertad elegir en parte a nuestros representantes, están en declive y en vías de ser controlados y posteriormente anulados; No tienen cabida en el mundo del “NOM”, donde son las élites las que decidirán quien gobierna y quien tiene derechos de primera, segunda….. o simplemente quien no tiene derecho alguno pues también serán ellos quien de una u otra forma decidan quien existe y quien no.
No les quepa duda de que este no es un artículo conspiranoico, sino veraz y precursor de lo que se avecina. Es un retrato fugaz del nuevo mundo brutal que se está gestando ante nuestras narices y que pronto llamará a nuestras puertas con estruendo hasta derribarlas por completo y nos lo tendremos bien merecido pues “No hay más ciego que aquel que no quiere ver”.
Ir a votar ya no es garantía alguna de democracia, tenemos lideres que incumplen promesas, engañan y fraguan alianzas contra natura traicionando sus programas y a sus electores. La democracia tiene que ser el Imperio de la ley el orden y la verdad, valores todos ellos proscritos por la corrompida partitocracia actual.
El alma y razón de ser de la democracia es la confianza del pueblo en el gobierno y en las instituciones, pero es imposible que los ineptos y delincuentes revestidos de política generen confianza. Sin ella la democracia se torna en simple desgobierno de canallas, un suerte de fundamentalismo democratico.
Los políticos son los principales culpables del fracaso de la democracia. La han desnudado y pervertido hasta convertirla en algo irreconocible, un cónclave de ineptos ladrones arrogantes unidos en torno a unas siglas, banderas o colores, un aquelarre mafioso y endogamico donde la partitocracia se instaura como dogma de fe, anteponiendo sus propios intereses a cualquier otra consideración, Para ellos, la lealtad es únicamente hacia su propia persona y raza política. Son supremacistas dispuestos a todo por mantener el dominio y el poder a cualquier precio.
Si ellos son, sin duda, culpables, es el pueblo con su permisividad, el cómplice necesario. Los ciudadanos están permitiendo que la democracia sea asesinada por la clase política, protagonizando de ese modo uno de los liberticidios colectivos más aberrantes, estúpidos y peligrosos de la Historia.
Tendemos a olvidar prontamente los malos recuerdos. Es un natural sistema de protección y con ello cuentan las hienas y parásitos del poder, inoculando en la sociedad el germen destructor de un panfilismo mal llamado dialogante y pacifista por el que que millones de españoles aceptan llamar diálogo a lo que la historia siempre definió como traición y mal gobierno.
La intransigencia puede resultar mucho más racional que el diálogo si se convierte en la única respuesta social eficaz ante la opresión y el dominio. La intransigencia puede resultar vital para la supervivencia de una sociedad frente a quienes utilizan con falsedad el diálogo como forma de sometimiento.
El veneno de la permisividad social está tan eficazmente inoculado que en España es el pueblo quien teme al gobierno y nunca el gobierno quien teme al pueblo. Cuanto mayor es el Estado más control ejerce sobre los ciudadanos, teóricos dueños del poder, pero eficazmente reducidos a la obediencia mediante el miedo a perder trabajo y la subsistencia.
El inexorable camino al fracaso de la democracia encierra un gran peligro porque deja campo libre a los enemigos del pueblo. Al acecho están los totalitarios, ansiosos por crear un Estado carente de toda libertad, imponente y avasallador, controlado por ellos con mano de hierro. La libertad, los derechos y la propia ciudadanía se disolverán como un azucarillo, la democracia en su conjunto agoniza, un tétrico orden mundial amenaza con imponerse en un mundo donde el único poder será un Estado universal manejado por las élites más exclusivas e impunes.
El problema nunca puede ser parte de la solución, la caída en manos de los peores parece inevitable. No basta un simple cambio, ni una regeneración suave y parcial. El sistema al completo tiene que ser sustituido y es imprescindible reiniciar la democracia en su concepto primigenio, como gobierno del pueblo .
Popper dijo que la democracia no es tanto la elección del candidato, sino poder echarlo de manera rápida, sencilla y pacífica, aunque llegado el momento quizás no quede otra solución que hacer nuestra la máxima de Emiliano Zapata “ Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno”
De no producirse una auténtica revolución de ciudadanos indignados sólo queda esperar que los peores terminen de asumir por completo todo poder y que desde esas alturas nos aplasten.
Podemos nació arropada por el germen social del 15M. Miles de voluntades que anhelaban en su inexperiencia una imposible regeneración de la corrupta partidista y degenerada política española, pronto se adhirieron, pero un parásito profesional llamado Pablo Iglesias, un oportunista de verborrea fácil, se apoderó del partido y empezó a conducirlo hacia el desastre. Corría el año 2011.
Criado desde la infancia por quien militó en organizaciones terroristas, el delfín Iglesias fue amamantado con el resentimiento y odio por lo Español. Este Anibal de opereta juró su particular “odio eterno a los romanos” y no ceder hasta lograr el empeño al precio que fuese necesario.
Y aquí es donde arranca la verdadera historia de Unidas Podemos. El delfín Iglesias, a base de tertulias y apariciones en medios financiados por dictadores caribeños y extremistas musulmanes, emergió como estrella del populismo, dándole visibilidad y liderazgo a un incipiente y prometedor partido que pronto fue infectado por el totalitarismo y culto a su lider “el Hitler Rojo”, donde cualquier sospecha de crítica es respondida con purga y defenestración del disidente: Que le pregunten a Carolina Bescansa, Óscar Guardingo, Ramón Espinar, Luis Alegre, Íñigo Errejón… y el reguero de cadáveres políticos continúa.
La jeta (¿o el jeta?) de Pablete apareció por primera vez con su psicopática mirada perdida en las papeletas a las europeas de 2014, burlando la normativa electoral que solo contemplaba la inclusión de denominación, sigla y símbolo. El populista trilero de la política ya apuntaba maneras. Ese fue el gran despegue de la formación morada, logrando cinco escaños de 54 con el 7,98 % de los votos, lo que lo convirtió en el cuarto partido más votado de España. En octubre de ese mismo año alcanzaba el segundo lugar por número de afiliados, con 200.000, llegando a aparecer en algunas encuestas como el primer partido del país en intención directa de voto.
Con tan prometedor futuro y sus “Joseph Goebbels” moviendo a destajo la máquina mediática de la izquierda, llegaron las elecciones de 2015 y con ella la “Gran Marcha del Cambio” 100.000 “Camisas Negras” dispuestos a creer a pie juntillas cuanto el nuevo mesías, azote de la Casta, les dijera. Tras el y entre otros una desconocida Irene Montero tomó la palabra y cinco años después de aquella foto la pareja, también sentimental, tenía el control absoluto del movimiento. Habían nacido nuestros Ceaucescus Españoles.
Lo demás es historia conocida y no quiero aburrirles con la cronología de una muerte anunciada. Tras la explosión de júbilo por aquellos logros, la terca realidad se abrió camino, las caretas fueron cayendo, una tras otra, y Podemos entro en claro declive, casi a la misma velocidad que sus dirigentes se enriquecían y se codeaban con la Casta, de la que ahora formaban parte indisoluble. De nada sirvió que el comisariado político y su gestapo velaran por el Führer Iglesias, cuya decadencia era evidente. La debacle estaba en marcha el chiringuito hacía agua por todos lados. En sucesivos envites fueron perdiendo uno tras otro sus feudos y credibilidad. La suerte parecía estar echada y en estas reaparece en escena un PSOE comandado por otro narcisista ególatra mentiroso compulsivo que salva a Podemos de la situación, entregándole el gobierno en coalición. Dios los cría y ellos se juntan.
Y como no hay dos sin tres, surgió el Covid19 para dar poder absoluto a la bestia bicefala mas destructiva de nuestra democracia. El siguiente capítulo de esta lúgubre historia puede tristemente escribirse tras el otoño, para entonces las arcas estarán vaciás las promesas rotas, la sociedad enferma y arruinada y el país en lucha con sus micro reinos de taifas, devorando los despojos de lo que una vez fue una gran nación, ahora convertida en mendigo de una Europa que impondrá sus condiciones a la limosna y con ella vendrán los recortes a las pensiones, a los funcionarios a las ayudas sociales, recortes en el gasto público en sanidad, educación, en todos sitios, excepto para la omnipresente Casta de siempre, y vendrán también los impuestos abusivos y desproporcionados… Prefiero no seguir…..
No lo duden, atrincherado y protegido en su “Nido del Aguila” el Hitler Rojo dicta ya consignas y maquina una “solución final” para exterminar al partido socialista, lo que para unos fue la raza para otros es la Casta y su poder absoluto.
Ningún comunista que accedió al poder lo abandonó después por las buenas. Ojalá todo esto quede en una simple apreciación personal y articulo de un blog… los Ceaucescu debieran ser ya, por siempre, cosa del pasado.
Es lógico que desde el principio algunos en este bicefalo y mal avenido ejecutivo quieran vender como propia la medida, pero las rentas de inserción no son algo nuevo ni mucho menos mágico cual Bálsamo de Fierabrás destinado a paliar todos los males y acallar conciencias, las existentes en las comunidades autónomas tienen el mismo objetivo que el tan cacareado Ingreso Mínimo Vital “IMV” otra cosa es que el gallinero político sea diferente o seapliquen correctamente haciendo llegar lo que simplemente debiera ser una ayuda (que no una subvención) a quienes verdaderamente lo necesitan.
La brecha social tampoco es algo nuevo que venga a descubrir y zanjar este iluminado gobierno salvador que soportamos, existe en mayor o menor medida en todos los países europeos, es más hace años que nos vienen advirtiendo que por ahí tenemos un agujero que hay que cerrar y esa advertencia siempre llega con independencia del cambiante color del paño gobernante.
La desigualdad en España es más acusada que en otros países europeos, existiendo unagran diferencia entre los hogares más pobres y la clase media y no como quieren hacernos creer entre en un reducido numero de ricos y el resto de la sociedad, aunque claro esto siempre viene a pelo para el rancio, caduco y trasnochado pero en potencia incendiario discurso social comunista actual.
Si los impuestos que pagamos están más o menos en linea con el resto de Europa esa pobreza extrema tiene que venir por algún otro sitio, bien por una política deficiente en la gestión tributaria y control del gasto bien por datos desvirtuados por una economía sumergida tan arraigada en España como lo estaba en el pícaro espíritu de nuestros Rinconete y Cortadillo.
Ese grueso de esta economía sumergida se encuentra endemicamente en ocupaciones de bajo valor y cualificación técnica, muchas veces es el empleador quien por los elevados costes salariales presiona al trabajador para aceptar esa situación, pero en otras es el propio asalariado quien busca un incremento de su retribución a cuenta de lo defraudado, igual sucede con profesionales que debieran estar encuadrados por su actividad como autónomos pero evaden mediante la economía sumergida los impuestos que ello implica
Con todo no quiero decir que dicha pobreza extrema sea inexistente pues los datos desgraciadamente demuestran lo contrario, si bien cabria analizar cuanta de ella y en que medida es real y cuanta es producto de un sistema que por injusto opresivo´ y populista propicia vivir de lo ajeno en un país en el que uno de sus deportes nacionales se basa en engañar al fisco dificultando sobremanera cualquier cualquier intento de reflejar fehacientemente la realidad.
Harina de otro costal es la aplicación de la medida pues debemos tener presente que si bien una sociedad esta moral y legalmente obligada a socorrer a quien lo necesita dicha ayuda debiera ser en una u otra forma revertida nuevamente a la colectividad concediéndose con carácter temporal y destinada unicamente a la reinserción laboral y social de quien la recibe y de esta forma pueda continuar sosteniendo al sistema del que puntualmente se beneficio, lo contrario es fomentar la cultura del subsidio que para muchos bastara como medio de vida abandonando toda expectativa de mejora perpetuando su propia marginalidad.
Es lo que expertos definen como “trampa de pobreza”, personas que se acostumbran a vivir subsidiadas y no buscan empleo, bien por miedo a perder el ingreso o bien y lo que es más preocupante porque simplemente no les sale rentable aceptar un trabajo al compatibilizar el ingreso mínimo vital con otros tipos de ayudas. Para otros incluso podría tratarse de la oportunidad para complementar su economía sumergida a expensas de los controles e impuestos que el resto de ciudadanos deberá pagar puntualmente para poder así financiar su anti social conducta.
El control y fiscalización de estas ayudas espor tanto de vital importancia pero desafortunadamente nos encontramos ante un “tabú político” no implantándose ninguna norma que permita a ejemplo regular la obligatoriedad de aceptar ofertas de trabajo siempre que estas sean factibles tanto en el ámbito privado como en el del servicio a la sociedad (trabajo para la comunidad), propiciando que todo el planteamiento anterior se mantenga y agrave considerablemente.
Capitulo aparte merece el análisis del efecto llamada que circula por la red que ademas de propiciar una nueva fuente de ingresos a las mafias del trafico de personas nos traerá sin duda una marea humana de nula cualificación laboral y por tanto con escasas o ninguna posibilidad de integración, movida unicamente por la promesa de acceder “al Mana Español” desconocedora que probablemente el poco pan que va quedando ni tan siquiera termine por alcanzar a los que ya dependen de el.
Después vendrán sin duda conflictos sociales con sus nuevos Mesias, nuevas caras para viejas historias en una triste y sempiterna partitura en la que solo cambiaran algunas notas mayores mientras la ensimismada orquesta no tome conciencia como tal de que son ellos quienes realmente interpretan la pieza
El tema como vemos no es baladí, y es mucho lo que nos jugamos en su desarrollo y aplicación estando por desgracia en manos del gobierno mas inepto e incapaz de nuestra historia reciente.
El paro y sus consecuencias sobre la economía es el factor decisivo critico y determinante de la pobreza y desigualdad. En los años con incremento del desempleo en España suben también y más que en otros países los índices de desigualdad, y a la inversa cuando se generan puestos de trabajo, caen dichos indicadores de pobreza, por eso abordar el IMV de forma aislada, sin tener en cuenta lo que se haga con la legislación laboral carece de sentido estando condenado todo intento al fracaso, máxime y como según adelantan los indicadores se vislumbra una demoledora crisis ya incipiente que nos situara en otoño a las puertas de un maquillado pero no menos real rescate con sus desastrosas consecuencias.
No es cierto como repite el mantra deapesebrados y voceros a sueldo del poder que la desigualdad se extienda con la derecha y disminuya con la izquierda. En realidad, si uno mira las series del Índice Gini que registra Eurostat y los propios datos del INEN y organismos oficiales apreciaremos fácilmente que es justo al contrario de como pretenden hacernos creer estando realmente dicha pobreza siempre ligada al paro y baja productividad económica.
Tomemos esta grafica como referencia desde 1995 a 2018 para verlo mas claramente.
Descartando toda defensa del régimen Franquista y unicamente como factor evolutivo, a su desaparición España registraba una tasa de paro del 3% (cercana al pleno empleo) con superávit de caja y deuda externa prácticamente inexistente.
Por contra tras un supuesto y exigible progreso de 45 años de gobiernos democráticos en este 2020 y si las previsiones del propio ejecutivo se cumplen rozaremos el 19% de paro con un 13,34% de déficit y una deuda externa del 115,5% y la cosa aun podría ir a peor. Parafraseando la improcedente altanería del vicepresidente Iglesias “ Cierre al salir”. Lo malo es que para entonces puede que ya no quede nadie dentro.
Ante tan desolador panorama quien suscribe necesita mantener la Esperanza repitiéndome que sin duda un verdadero sistema democrático (que no el nuestro) es la mejor forma de gobierno y cohesión social posible, factor de estabilidad y progreso económico pero sin duda algo no estaremos haciendo bien cuando nuestra evolución dista mucho de lo logrado en igual periodo de tiempo por el resto de países de nuestro entorno.
El caso español es por tanto un problema estructural, nuestro sistema de gobierno, la asignación de representatividad política de nuestra ley electoral unido al sistema de gestión autonómica propicia el aumento estéril y descontrolado del gasto publico, desviándose cuando no malversando recursos que debieran estar destinados a la creación de riqueza y por ende empleo. Súmenle a la ecuación un sistema tributario injusto y mal diseñado que se ceba en el ahorro y dificulta la inversión y tendrán un cóctel casi perfecto del despropósito, para finalizar añadan unos toques de fracaso educativo y remuevan todo ello bien con la mezcla de separatistas, populistas, terroristas y demás “istas” dispuestos a romperle en los morros el vaso a la menor oportunidad. El veneno esta servido, buen provecho.
Antes que la nueva legislación laboral se ponga en marcha habrá miles de despidos, Pedro y Pablo serán responsables del paro y ruina del pais, fueron por los ya muertos y ahora toca acabar con los que queden en pie.
Ahora que tanto se discute el estado de alarma, existe un desconocimiento general de los estados que España pueden declarar en situaciones extremas. Aclaremos un poco el tema
ESTADOS QUE PUEDE DECLARAR EL GOBIERNO:
Tres opciones:
Estado de alarma
Estado de excepción
Estado de sitio.
– Tienen vigencia «cuando circunstancias extraordinarias hiciesen imposible el mantenimiento de la normalidad mediante los poderes ordinarios de las autoridades competentes»
Ley Orgánica. 4/1981, de 1 de junio de Estados de Alarma, Excepción y Sitio, que establece las competencias y limitaciones correspondientes aunque también son recogidos por la Constitución Española en su artículo 116.
ESTADO DE ALARMA:
– El estado de alarma se reserva para cuatro supuestos concretos: catástrofes (terremotos, inundaciones o accidentes de gran magnitud), crisis sanitarias (epidemias o episodios de contaminación grave), paralización de servicios públicos esenciales o situaciones
de desabastecimiento de productos de primera necesidad.
En primera instancia, su aplicación recae en el Gobierno, que lo instaura mediante un Real Decreto por un plazo máximo de 15 días. Este debe informar de las las medidas que adopte al Congreso de los Diputados, del que sí depende la ampliación del periodo en el
que pueden aplicarse. Si el Ejecutivo quiere prorrogarlo más allá de las dos semanas, tiene que contar con el apoyo de la mayoría parlamentaria.
Aquí aparece el primer problema puesto que el congreso quedó prácticamente inoperante con la pandemia, por lo que el gobierno tardó semanas en rendir cuentas de su actuación.
Entre las medidas adoptadas como parte de un “estado de alarma”, se pueden incluir la limitación de la circulación, las requisas temporales de todo tipo de bienes o la intervención de industrias, talleres o locales de cualquier naturaleza a excepción de domicilios privados, entre otros.
Este estado no afecta al apartado 1 del artículo 55 de la Constitución, que protege la libertad, la inviolabilidad del domicilio y el secreto de las comunicaciones, la libertad de residencia y movimiento, la libertad de expresión y el derecho a la información o
el derecho de reunión y huelga.
ESTADO DE EXCEPCIÓN:
– La Ley Orgánica 4/1981 prevé la posibilidad de instaurar el “estado de excepción” en aquellos casos en que, habiéndose producido una alteración grave de los derechos y libertades de los ciudadanos, del normal funcionamiento de las instituciones y servicios públicos esenciales o de cualquier otro aspecto del orden público, el ejercicio del poder ordinario sea “insuficiente” para restablecerlos o mantenerlos. (es decir cuando sea insuficiente la capacidad de acción del gobierno que le otorga el estado de alarma).
– En este caso, la aprobación para su aplicación depende de la Cámara Baja con 30 días de duración como máximo.
– Solo es necesaria una mayoría simple para su aprobación.
– El Ejecutivo debe enviar, junto con la petición, una solicitud en la que concrete las medidas a adoptar, el ámbito territorial y temporal de las mismas y la cuantía máxima de las multas que la Administración impondrá a quienes no las cumpla.
(El gobierno no tiene capacidad para decretar el estado de excepción de forma unilateral, necesitando, por tanto, la autorización del resto de fuerzas políticas).
– Durante el estado de excepción y a diferencia del de alarma, pueden quedar suspendidos, entre otros, los derechos recogidos en el apartado 1 del artículo 55 de la Constitución.
El Gobierno puede suspender la inviolabilidad del domicilio y a realizar registros sin el consentimiento del propietario.
Intervenir las comunicaciones de todo tipo sin autorización judicial, simplemente dando cuenta al juez de ello.
Restringir la libertad de residencia y movimiento y prohibir la circulación de personas y vehículos.
Exigir a ciudadanos sobre los que pesen sospechas de ser una amenaza para el orden público que comuniquen los desplazamientos que efectúen fuera de su residencia habitual, imponiéndoles su traslado forzoso o fijándoles residencia transitoriamente.
En cuanto a la libertad de expresión y el derecho a la información, el estado de excepción permite igualmente la suspensión de todo tipo de publicaciones, emisiones de radio y televisión, proyecciones cinematográficas y teatrales y el secuestro de publicaciones, aunque no se permite la censura previa.
El gobierno puede anular, mientras dure este estado, los derechos de reunión y huelga.
Con el “estado de excepción”, el Gobierno puede detener por un plazo de diez días a quien considere que va a provocar alteraciones de orden público, aunque siempre con control judicial, asistido por abogado y manteniendo el procedimiento de habeas corpus.
– Presentada al Congreso la propuesta, este podrá introducir modificaciones y, una vez aprobada, el Gobierno dictará un Real Decreto con las medidas concretas. Cualquier cambio o ampliación de 30 días como máximo que el Ejecutivo quiera hacer de la norma exige de nuevo un trámite completo ante la Cámara Baja.
ESTADO DE SITIO (Anterior Estado de Guerra):
– El estado de sitio se reserva para los supuestos en que se produzcan o haya amenazas de una “insurrección o acto de fuerza” contra la soberanía e independencia del país, su integridad territorial o su ordenamiento constitucional y esta “no pueda resolverse por otros medios”.
– El Congreso de los Diputados también es, en esta ocasión, el que debe autorizar al Gobierno para poder declarar tal situación.
– A diferencia que en el estado de excepción, la Constitución establece que, en el caso del estado de sitio, es necesario el beneplácito por la mayoría absoluta de la Cámara.
– La Carta Magna no recoge un límite temporal para su aplicación y, además de las medidas propias del estado de alarma y excepción, el estado de sitio permite la suspensión temporal de algunas las garantías jurídicas de los detenidos.
– El estado de sitio afecta a todos los derechos fundamentales de la Constitución con la única salvedad del habeas corpus (el control judicial de las detenciones).
– La administración, previa autorización del Congreso, puede ser delegada al ejército y los mandos militares difundirán los bandos oportunos con las medidas y prevenciones necesarias y podrán también recabar de las autoridades civiles la información y noticias referentes al orden público que resulten pertinentes”.
Y AHORA QUE?
Ahora que tanto se discute sobre la necesidad de mantener o no el estado de alarma debemos tener presente algo fundamental.
• El estado de alarma no significa la entrega de un cheque en blanco al gobierno
• Cuando se declaren cualquiera de los estados de alarma, excepción o sitio no se podrá disolver el Congreso y, en caso de que la Cámara no se encontrara en un periodo de sesiones, este se convocaría automáticamente.
• Todo el malestar actual forma parte del fracaso en la gestión sanitaria, la prepotencia, manipulación y desinformación mostrada por el gobierno de Sánchez manipulando de forma torticera el estado de Alarma para adoptar medidas, leyes, cambios y nombramientos unilateralmente y sin ningún tipo de consenso previo y lo que es igual de grave, sin informar debidamente al congreso o la cámara en tiempo y forma.
Cabe recordar que muchas de las acciones del gobierno nada tienen que ver con la pandemia y deberían haberse tramitado por los cauces sociales y parlamentarios habituales propios.
‘’’’PERO SI DEROGAMOS EL ESTADO DE ALARMA LAS SIGUIENTES OPCIONES IMPLICAN AÚN MAS PERDIDA DE LIBERTADES¡¡¡¡
– Eso es lo que el gobierno de Sánchez quiere hacernos creer. El ministro Abalos (el mismo que saltándose todas las solicitudes internacionales recibió a Delcy Rodríguez la vicepresidenta de la narco dictadura venezolana) declaró que “o estado de alarma o el caos”
– De entrada, como veremos mas adelante, existen otras opciones en nuestro ordenamiento perfectamente válidas para hacer frente a la pandemia sin tener que recurrir a ninguno de los estados anteriores. Pero vayamos por partes.
– La gestión del gobierno ha sido nefasta, tanto en el aspecto sanitario como económico, por lo que es necesario abrir nuevas vías de gestión.
En el ámbito sanitario las cifras son claras y hablan por sí solas. Somos el país con mas muertes con respecto a su población y con más profesionales sanitarios infectados.
El gobierno, después de años de gestión sanitaria delegada a las autonomías, fue incapaz de asumir y coordinar eficazmente las medidas necesarias, provocando un verdadero caos y no el augurado por el impresentable ministro Ábalos, vocero de Sánchez.
En el ámbito económico la situación es igual de mala o aun peor, si cabe. Todos los indicadores económicos por los suelos, la bolsa en pérdidas, el paro en un aumento casi exponencial, el sector turístico gravemente dañado y sin visos de recuperación, la industria paralizada y los pequeños empresarios y autónomos unos al borde de la ruina y otros con sus comercios y actividades ya cerrados por insolvencia.
El gobierno Social-Comunista, prepotente y egocéntrico de Sánchez (aunque de social tiene mas bien poco), lejos de ayudar al sector productivo con la inyección de capital de forma directa (medida de eficiencia contrastada en nuestro entorno) se limitó a aplazar deudas y tributos, hipotecando por tanto el futuro de empresas y autónomos, lo que de facto provocará el cierre de miles de negocios.
Para redondear aún mas su ineficacia, el gobierno anunció a bombo y platillo una serie de medidas económicas en forma de créditos, que de todas formas fueron calificadas de insuficientes, en cantidad y alcance, por los sectores implicados.
Como guinda del pastel y por si aún quedaba alguien vivo, la depravada Ministra Montero adelantó un “reajuste de los impuestos” que al paso que vamos sólo podrán cobrárselos a las piedras.
Súmenle a este panorama el nulo crédito que nuestro gobierno despierta en Europa y los mercados financieros, recelosos del lobo comunista al acecho bajo la complicidad de un pastor mas preocupado de su zurrón que de velar por el rebaño, y tendrán el cóctel perfecto para que nuestra prima de riesgo se dispare. Sobrepasemos todo límite de endeudamiento y nuestro P.I.B se hunda. Y que nadie se engañe porque nadie vendrá a ayudarnos, a Europa le importamos un pimiento harta ya la hormiga de mantener a la ociosa cigarra.
El último en salir que apague la luz por favor.
ENTONCES QUE HACEMOS?
– Retomemos el hilo y volvamos a las posibles opciones para controlar y salir de la situación actual. Nos centraremos únicamente en las medidas de carácter sanitario y en como afrontar las nuevas etapas de la pandemia, ya que las medidas económicas, por desgracia, están en manos de un gobierno descerebrado del que únicamente nos queda, como última esperanza entre en parada cardio respiratoria (esa misma que se anotó como falsa causa de muerte en miles de fallecidos por el covid19)
– Pese a lo que dijo el perro fiel de Sánchez, cuando invocó aquello de “Estado de alarma o caos”, existen otras soluciones que con toda probabilidad serán las mas correctas y acertadas (de todas formas una vez que nos encontramos en el fondo solo cabe subir).
– Quienes mejor conocen el alcance de la pandemia y su capacidad de respuesta son los mismos afectados por ella, entiéndase las autonomías.
– Vaya por delante que personalmente creo que el modelo autonómico actual es un despropósito, un pozo sin fondo en el que se hunden los valiosos y escasos recursos, pero es el esquema actual y si algo de bueno tiene es la posibilidad de gestionar más directamente determinadas competencias.
– La ley orgánica 3/1986 de Medidas Especiales en materia de salud publica permite a los gobiernos autonómicos adoptar medidas equivalentes a las abordadas por el gobierno central durante el estado de alarma.
– Se trata de una ley breve, de solo cuatro artículos. El tercero dice: “Con el fin de controlar las enfermedades transmisibles, la autoridad sanitaria, además de realizar las acciones preventivas generales, podrá adoptar las medidas oportunas para el control de los enfermos, de las personas que estén o hayan estado en contacto con los mismos y del medio ambiente inmediato, así como las que se consideren necesarias en caso de riesgo de carácter transmisible”.
– El aspecto más problemático, por no estar contemplado en dicha ley, serían las normas de confinamiento, pero existe otra opción: tramitar una Ley Orgánica por vía de urgencia, como propone Ibor Fernández, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Cardenal
Cisneros. La principal diferencia es que aplicando el ordenamiento jurídico ordinario sería necesario la eficaz cooperación del gobierno con las Comunidades Autónomas y la oposición.
– En cuanto a las veladas amenazas tratando de infundir el miedo por parte del ejecutivo en referencia a los ERTES y otras medidas económicas si no le prorrogan la patente de corso del estado de alarma, bastaría con promulgar un nuevo real decreto de esos a los que el gobierno recurre una y otra vez para saltarse todos los controles definiendo y alargando la vigencia de las medidas ya adoptadas, por lo que en nada se vería afectada la gestión sanitaria de la pandemia a niveles autonómicos.
– Pero claro para que todo esto funcione, lo primero que tiene que haber es un verdadero gobierno y una no menos verdadera oposición. Mientras tanto continuaremos como en el cuadro de Goya, enterrados hasta las rodillas, mientras nos matamos a garrotazos.
Hoy repasamos la actualidad del Covid19 haciendo especial incidencia en los contagios entre el personal sanitario y el impacto económico de la pandemia sobre la actividad turística
De todas las instituciones y chiringuitos creados por los políticos en la falsa democracia española, ninguno es tan indecente, engañoso y corrupto como el del Defensor del Pueblo. Cualquier política de regeneración en España debe colocar la reforma del Defensor del Pueblo en primera línea porque es una institución llena de carencias, engaños, trucos y traiciones al pueblo y a la democracia.
Esa figura está cargada de descaro y constituye una provocación del sistema que en cualquier país de Europa seria intolerable. Creados para defender a los ciudadanos de los políticos, dependen, sorprendentemente, de los políticos, que son los que lo eligen y controlan. Los defensores del pueblo son fantoches creados para engañar a los ciudadanos, que en lugar de defender al ciudadano contra los abusos de los políticos y sus partidos, defienden a la clase política de los ciudadanos, que miles de veces son maltratados con impunidad y sadismo.
Los defensores del pueblo más complacientes con los políticos son reelegidos una y otra vez, mientras que los combativos sólo duran un periodo y son rápidamente reemplazados. Esa es la prueba más sólida para demostrar la falacia que envuelve a la figura estafadora del defensor. Si alguien lo duda, que le pregunte a Chamizo, antiguo defensor del pueblo de Andalucía, reelegido una y otra vez hasta que un día tuvo la osadía de criticar a sus amos.
Todas las Autonomías tienen su propio Defensor del Pueblo, conectados con el Defensor del Pueblo a nivel nacional. Las decisiones y dictámenes que adoptan los defensores no son vinculantes y por lo tanto son papeles mojados, que no se tienen en cuenta. Son meros informes, recomendaciones y observancias, con los únicos objetivos de llamar la atención a los poderes públicos y políticos. Los defensores son elegidos por los partidos que conforman cada parlamento, sin participación alguna de los ciudadanos y su labor se despliega en la política, de espaldas a la sociedad civil.
Es otra falacia y mentira más de los políticos españoles, por cuanto supone, para los ciudadanos y contribuyentes, múltiples gastos inútiles y superfluos, despilfarros, y nidos de políticos fracasados y sin perspectivas. Ningún defensor del pueblo ha aportado nada positivo a la democracia en España. Operan con opacidad y falta de transparencias, lo que agrava su estafa a los ciudadanos. Son tan marginales, que ni siquiera los dictámenes que emiten tienen fuerza jurídica ni autoridad moral alguna y mucho menos pueden ser determinantes en las decisiones políticas. Es otra más de las muchas Instituciones públicas, creadas por los políticos que no sirven para nada. Son potencialmente geniales y necesarias en las democracias, pero en la práctica sólo son instituciones deficitarias, costosas, vacuas y pusilánimes para los nulos y deficientes resultados que obtienen.
El actual defensor del pueblo en España es Francisco Fernández Marugán, un socialista histórico de lealtad indiscutible a su partido. El andaluz es Jesús Maeztu, un antiguo sacerdote muy cercano al PSOE, pero su labor ha gustado tanto a la derecha, que ahora gobierna Andalucía, que lo ha reelegido. He preguntado a varios miembros del PP, en el gobierno, sobre por qué no se cambiaba al defensor del pueblo andaluz y la respuesta siempre fue la misma ¿Para qué cambiarlo si funciona?. Por supuesto nadie preguntó nunca al pueblo andaluz si su defensor funciona o no. Los políticos son los únicos amos del defensor.
Jesús Chamizo y llevaba casi dos décadas como Defensor del Pueblo Andaluz, demasiado tiempo en el cargo en democracia. Fue reelegido una y otra vez por la anterior administración socialista hasta que un día cometió el error de criticar a sus amos. Entonces, a pesar de que ese fue quizás el único día que cumplió con su deber, fue fulminantemente destituido. Si hubiera defendido de verdad a un pueblo como el andaluz, oprimido como pocos, atrasado y vejado por el clientelismo, la dependencia excesiva del poder y los abusos corruptos de gente que se llevó casi décadas mandando en Andalucía, los políticos le habrían echado del cargo muchos años antes. El dato es incuestionable.
El sistema es perverso, corrupto y está viciado en su origen porque el Defensor del Pueblo debería ser elegido por ese pueblo al que debe defender. Sin embargo, en España, un país sin ciudadanos donde la democracia fue asesinada cuando nació, son los políticos los que le eligen y destituyen. Es una aberración intolerable del sistema que permite que los defensores del pueblo, que deberían ser «fieras» incómodas en su defensa de los mil veces violados derechos ciudadanos, sean gente cómoda que en realidad defiende el poder. Todo un esperpento en democracia.
¿Qué defensor del pueblo ha alzado la voz para defender a los millones de vascos y catalanes que viven asustados y acosados por el nacionalismo feroz sólo porque quieren ser españoles? ¿Qué defensor del pueblo ha denunciado el robo de herencias que practican los gobiernos de izquierda en España y la vigencia de impuestos confiscatorios e indecentes, como el del Patrimonio, a pesar de que España es el único país de Europa que lo mantiene?.
En teoría los defensores del pueblo son independientes y los políticos deben respetar su independencia a la hora de defender a los humildes de los abusos e injusticias de las administraciones, pero esa independencia es inexistente y los defensores están, vergonzosamente, bajo estricto control de los políticos.
Hay muchos ejemplos de injusticias afrontadas por los defensores del pueblo con dejadez, falta de brío y traición, pero ninguna es tan elocuente y clara como lo ocurrido con el Impuesto de Sucesiones y Donaciones. Las plataformas que luchan contra ese impuesto en Andalucía, Asturias, Aragón y otras regiones han inundado las oficinas de los defensores del pueblo con argumentos que reflejaban el dolor y la injusticia de ese tributo y con miles de firmas de protesta ciudadana sin obtener resultado alguno.
Son más de un millón las firmas recogidas contra ese impuesto ladrón de herencias, inconstitucional y abusivo, condenado por los expertos como una intolerable doble imposición confiscadora que sólo satisface la codicia de los políticos, pero esa marea de protestas, que incluye manifestaciones en decenas de ciudades, no han logrado conmover a los defensores del pueblo ni romper su indiferencia frente al dolor.
El defensor del pueblo nacional, al igual que los autonómicos, a pesar de que casi la mitad de las quejas que reciben son relativas al robo de herencias, se han limitado a lanzar palabras de aparente consuelo a las víctimas y a colocar el asunto en el circuito burocrático habitual, que consiste en preguntar a los ministerios y consejerías correspondientes sobre el asunto, trasladando después las respuestas a los denunciantes, todo un paripé que no arregla nada, ni representa condena alguna de ese impuesto abusivo y contrario a la Constitución, el más impopular entre los vigentes en España y causante de una oleada de dolor e injusticia a la que nadie se atreve a poner fin.
España es un país puntero en abuso de poder y corrupción, pero los defensores del pueblo son reelegidos una y otra vez por los mismos políticos a los que debe vigilar y fustigar por sus abusos. La lógica dice que si son reelegidos es porque su labor satisface a los políticos, que son los que les eligen y pagan. Su figura se utiliza generalmente para engañar a los ciudadanos haciéndoles creer que alguien les defiende, toda una aberración que clama al cielo. La falsa democracia española está llena de timos, pero quizás el de los defensores del pueblo sea el más hiriente y doloroso
Los defensores, conscientes de que su puesto depende de los políticos, lógicamente deben trabajar para satisfacerlos, una especie de locura surrealista de las muchas que existen en la política española, sucia y podrida como ninguna otra en Europa.
Con los defensores de su parte, la Justicia sometida, la prensa comprada y los escudos policiales defendiendo su impunidad, los políticos en España son depredadores sin control que pueden actuar como fieras dedicadas a la caza de desgraciados sin protección.
Fuente: votoenblanco.com / Autor: Francisco Rubiales